Hoy toca hablar de la frustración, aquel estado que aún no superas y que necesitas trascender.

¿Qué es la frustración?
La frustración es un estado vibratorio de desvalimiento provocado por la "percepción" de la no consecución de algo que se ha propuesto alcanzar de la forma en la que se lo fuerza alcanzar. Generalmente primero surge el enojo interno, por no ser capaz de conseguir algo, luego viene el enojo externo de por qué las cosas no se han acomodado a favor de uno, luego viene el desvalimiento por no sentir que ese algo es para uno y finalmente, viene la resignación que lleva a abandonar un proyecto, y así, se entra y se sale de este estado vibratorio una y otra vez, sin entender qué es lo que viene a enseñar.
Como en todo lo que te sucede en la vida, nos gusta siempre recordarte que, todo es un aprendizaje, y esto, no es la excepción. De hecho, es uno de tus más grandes aprendizajes pues es lo que más te limita y estanca.
La frustración nace por forzar algo, en lugar de simplemente fluir y dejar que suceda lo que necesites que suceda y no lo que quieres que suceda.
Recuerda, tu mente (a quien a veces confundes contigo) no sabe qué es lo que necesitas, ni sabe hacia dónde es que vas ni mucho menos sabe qué hacer y esto le genera ansiedad, y cuando te identificas con la mente, "te genera ansiedad a ti", simplemente porque no tiene el control, un mecanismo de autopreservación que utiliza para sentirse segura.
En cambio, la esencia de tu verdadero SER, sí sabe qué necesitas, y te lo hará saber a través de la intuición.
La frustración no es más que el acto de "querer apegadamente", desde el limitado pequeño YO, que algo suceda de una determinada forma, y cuando eso no sucede, pareciera que todo pone en cuestionamiento a tu propia existencia.
Hemos sentido, desde muy lejos, las vibraciones de tus pensamientos:
Si esto no es así, si de esta u otras formas que he intentado no es, entonces, ¿Para qué lo hago?
Si nada de lo que pensé que era, no es, entonces, ¿Para qué sigo? ¿Para qué estoy?
En lugar de preguntarte; ¿Habrá otras formas que no conozco y no estoy viendo? ¿Me estoy abriendo a otras posibilidades? ¿Estoy fluyendo?
Como puedes ver, tu mente te empieza a hacer preguntas cerradas que no te llevan a ningún lado, en lugar de abrirte el juego y llevarte a un lugar más amplio.
En tus frustraciones, entras en estas y más conversaciones que abren las puertas a diálogos con energías que aprovechan la densidad vibratoria que tú mismo generas, para adentrarte cada vez más y más en un terreno pantanoso del que luego te cuesta salir y del que te hace cuestionar a tu propia existencia y poner en duda a tu verdadero SER, sumergiéndote y ahogándote en el estado en sí y alejándote del propósito que tiene, que es enseñarte a soltar las formas.
En ocasiones permites que sea tu niño interno quién tome el mando y éste se encapricha porque quiere que las cosas sucedan de una u otra forma determinada (por él), las cuáles son las únicas que conoce, y cuando no suceden así, es tu propio enojo contigo mismo quien a modo de autocastigo quiere plantar bandera blanca y abandonarlo todo.
Tienes un apego muy grande a las formas y las necesitas soltar. Esto limita enormemente al gran caudal de energía e infinitas posibilidades que existen y que hay disponibles para ti.
El estar tan pendiente de que algo suceda de una forma en particular, te pone indisponible para "captar" la forma en la que está tratando de manifestarse, materializarse.
Forzar que la energía se manifieste de una forma, no hace más que limitarla para que se manifieste de cualquiera de los otros millones de formas que tiene y que no le permites.
Es como un reloj de arena, tu apego a las formas es ese pequeño agujero en el centro que solo permite que se deslicen pocos granos a la vez. Tarde o temprano, la arena pasará de un lado al otro, eso es seguro, pero tardará más, y es ese tiempo lo que te genera ansiedad, frustración y esto es así, porque en el fondo, en tu SER, sabes que eres tú mismo que con tu apego lo demoras y lo filtras.
Cuando te fuerzas a "escuchar", es el apego al sonido de la voz lo que no te permite oír en su totalidad.
¿Y si la respuesta proviene del sonido que produce el viento sobre las hojas de un árbol?
Cuando te fuerzas a "ver", es el apego a las formas lo que no te permite visualizar en su totalidad.
¿Y si la respuesta está en una simple pintura que ya tenías frente a ti?
Cuando te fuerzas a "sentir" es el apego a tus sensaciones físicas lo que no te permite percibir en su totalidad.
¿Y si la respuesta está en lo que otro sintió?
¿Entiendes? Estás muy pendiente de que la experiencia suceda de la forma en que esperas que suceda, y esto no te permite conectar con aquello que ya está ahí para ti.
Entras a la gran y colorida fiesta de las infinitas posibilidades, con el opaco y gris traje de la expectativa y esto te hace sentir excluido, no sintiéndote parte de, y te frustra.
Suelta ese traje pesado, y libérate.
Suelta el apego a los sentidos físicos, y dales lugar a los sentidos extrasensoriales.
Lo mismo te sucede con tus proyectos, fuerzas a que se den de una única, o únicas, formas, que son las que conoces, y no te permites abrirte a infinitas otras que hay y de las que sí funcionaria y prosperaría.
El propósito de la frustración, es enseñarte a soltar el apego de que las cosas sucedan de las formas en que conoces que funcionan, y te abras, realmente te abras, a todas las infinitas posibilidades que hay.
No estás atrapado en callejones sin salida, estas experiencias se te están presentando una y otra vez para que aprendas.
Esto, te está preparando para algo más grande que te llevará a otro y a otro, y a otro lugar, cada vez más satisfactorio y placentero para ti.
No hay una sola forma de lograr algo, sino infinitas formas y todos tienen su forma, solo necesitan encontrarla.
Deja de buscar y encontrarás.
Anímate, préstale atención al aprendizaje, ábrete y suelta.
Lo harás bien, te amamos.
Kwan Yin.
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